¡Ha llegado el momento de hablar de Twitter! Si, esa herramienta social a la que nos volvemos adictos todos los que la probamos.
Hace ya más de un año que oí hablar de ella, no obstante nunca me había llamado la atención y no ha sido hasta hace tan solo unos pocos meses que me vi en la obligación de abrirme una cuenta: @mavipin
Al principio no encontraba la tan esperada utilidad, sin embargo ahora que mi número de personas a las que sigo ha crecido es imposible no verla. Abrir Twitter es como abrir un regalo, una caja de sorpresas, una guía de conocimiento abierta a todo el que esté dispuesto a descubrirla… Y por supuesto, una práctica forma de regalar y compartir nuestras ideas e intereses, aportando así nuestro granito de arena y lograr que cada día cuente.
En Twitter he encontrado todo tipo de información interesante para mi aprendizaje personal y profesional. He aprendido a seleccionar todo lo que me interesa y a detectarlo con una ojeada. El campo de visión es tan amplio como nos propongamos, no hay límites, no hay fronteras.
No sabría explicar la velocidad con la que viajan las noticias, con la que se comparten novedades, páginas web de todo tipo… Es un fenómeno único hasta ahora.
Esta herramienta no es nada menos que la información en tu mano, en la mía y ¡en la de todos!
¿O a caso estaré loca? Tan loca como muchas de las personas que, al igual que yo, han encontrado en Twitter su conexión con la actualidad del mundo y un continuo aprendizaje colaborativo. Y, precisamente, son muchas las «experiencias twitteras» que he tenido el gusto de leer en El bazar de los locos y con las que me he identificado en algunos casos, como la de @iferrer, un escrito precioso lleno de emoción e implicación, @cometa23 con quien no puedo estar más de acuerdo en que Twitter «es una herramienta para compartir conocimiento» y que gracias a su inmediatez estamos al corriente de todos los sucesos «casi al instante en que se generan», al igual que nos ha supuesto «una gran oportunidad de contacto con muchísimos profesores a los que, de otro modo, hubiera sido imposible conocer». El testimonio de @olmillos es muy motivador, tiene «gancho»; aún no tengo la suerte de pertenecer a un claustro presencial (puesto que estoy en el último año de carrera), pero empiezo a hacerme una idea y a comprender la importancia del mismo, ya que siento que comienzo a formar parte del llamado «claustro virtual» del que tanto hablan los «locos» que han publicado sus experiencias en el portal de educación del bazar.
No voy a hablar de todos y cada uno de ellos, pero si decir que no hay uno solo que no merezca la pena dedicarle un poquito de nuestro tiempo. En especial, me quedo con la fuerza y la pasión que transmite Jaime Olmos Piñar por ese cambio del que precisa la educación, por esa necesidad de vencer las barreras que nos impiden llegar a nuestros sueños como educadores y como lo que nunca dejaremos de ser: aprendices.
En cuanto a lo que a mí respecta, en Twitter sigo a amigos, compañeros, profesionales de la educación españoles y extranjeros, tweets de viajes, sobre nutrición, sobre oposiciones, sobres becas del ministerio, de reflexiones, de libros, de chistes (de vez en cuando está bien reír ;)… Por el momento sigo a 114 personas de las cuales la mayoría pertenecen al sector de la educación, tengo 28 seguidores (cifra que espero que aumente con el tiempo, ya que será la prueba de que doy lo suficiente :P) He publicado 96 tweets y retwitteado todo lo que he visto conveniente e interesante. Sigo a 4 listas y he creado 3… Y todo esto irá en aumento =D
¡Os animo a formar parte del universo Twitter!
En cuestión de cultura y saber, solo se pierde lo que se guarda; solo se gana lo que se da. ANTONIO MACHADO